Hoy me avergüenzo de ser fotógrafo



Acabo de llegar a mi hotelito, andando, desde la maravillosa plaza Durbar en Baktapur, Nepal. Noche primaveral. Los turistas han abandonado el pueblo-ciudad para volver a su tremendo y ruidoso Katmandú.

Todos, menos una horda de fotógrafos con mochila fotográfica y cámaras monstruosas, que se abalanzó inmisericorde sobre los ancianos músicos que todas las noches nos deleitan con la música tradicional Nepalí.  Los pobres músicos, ¡cuatro!, debajo de las arcadas de estilo Newari, en un  entorno maravilloso, no daban crédito.

Los fotógrafos, pantalón pescador, camiseta, Nikon y Canon gordas, no pudieron resistir la tentación. Demostrando que el hombre es un animal gregario, a veces más que el mono, se pusieron en manada a disparar desde unos cuarenta centímetros a sus presas. Eran la versión "Paparazzi" del fotógrafo de viaje.  Una vergüenza.